

La vocación de vida consagrada
Consagrar la vida al servicio de Dios y de los demás, mediante la ofrenda de los tres votos o consejos evangélicos, a imitación de Jesucristo: la pobreza, la obediencia viviendo en fraternidad y la virginidad consagrada.
Esta consagración se puede vivir de dos maneras:
1) Institutos de vida religiosa:
Viven en comunidad y son variados, porque cada uno actualiza y se fija en algún aspecto de la vida de Jesús: la oración (los monjes y monjas contemplativos), el servicio a los pobres, la enseñanza, las obras de misericordia, la predicación (religiosos y religiosas de vida activa).
2) Institutos seculares:
Se parecen a los religiosos en que profesan los consejos evangélicos, pero se parecen a los laicos en que trabajan y viven en medio de la sociedad, sin llevar distintivos, sino distinguiéndose por su entrega y radicalidad evangélica a fin de santificar el trabajo del mundo y las relaciones sociales.